sábado, 19 de enero de 2013

Historia de traiciones, boicots y escarmientos

 
La pelea Acuña-Marcos pareció jugar como termómetro ético para la Tigresa, por aceptar el duelo ante Carolina Duer bajo otra promoción -en el que curiosamente fue perjudicada-, y se cayó por unos días porque le bajaron la bolsa. Rompió con su mánager Rivero, pero luego hubo reconciliación y arreglo, aceptando la rebaja con humildad. Irá el viernes 25/01
Cuando se acordaron las dos peleas casi juntas (Acuña-Duer y Acuña-Yésica Marcos), una tras otra en el término de un mes –del 21 de diciembre al 25 de enero- ya la cosa era sospechosa. Algo así como que anuncien rebaja de precios y suba de sueldos. ¿Dónde estaba la trampa?
Vale aclarar que pese a tardar en definirse y haberse acordado después, primero se habló de Acuña-Duer, y en el medio de la negociación apareció de la nada Acuña-Marcos, definida para el 25 de enero, tal vez como para dar por tierra con las tratativas de Acuña-Duer.
Sin embargo, estas siguieron adelante, y pese a que se cerró más tarde se llevó a cabo antes,  por una muy buena bolsa, quizás la mejor hasta el momento en la carrera de La Tigresa.
Entonces surgió la primera duda: ¿sería cierta la oferta contra Marcos? 2ª: ¿estaba firme ese combate –cuyo contrato no se había firmado-, o sería un ardid  para que la Tigresa no agarre con Duer? 3ª: ¿le pagarían realmente la súper bolsa comentada –mayor aún que la que recibiría ante La Turca-?
Bajo estos razonamientos, aparece la duda del millón: ¿hubo una mano negra en el polémico fallo que perjudicó sorpresivamente a La Tigresa en su posterior derrota, como si fuese un pase de factura por haberla aceptado?
Los motivos que podrían haber generado la represalia, serían: 1) La organización no fue de Osvaldo Rivero –mánager de Acuña y tradicional promotor de las veladas FAB-, ni la transmisión madre de TyC, sino de la TV Pública, bajo la batuta Zacarías-Duer 2) Pese a que TyC no quedó afuera, fueron ellos quienes debieron ir a negociar ante la TV Pública, y no al revés, como casi siempre.
La evidencia es que la Tigresa fue desprotegida, porque –oh casualidad- Rivero no la acompañó como cuando él organiza, y no estuvieron presentes sus golpes contra la lona al costado del cuadrilátero, ni el aliento en la nuca de los jueces, y esta vez, Alberto Zacarías ocupó su lugar.
Rivero se fue a Rosario, porque al día siguiente organizaba una velada donde peleaba "La Locomotora Oliveras" contra nadie, prefiriendo "abandonar" a su pupila en una de las peleas más significativas de su carrera (más por lo político y las cosas extras que se jugaban, que por lo boxístico en sí). ¿Casual o adrede?
Casualidad o no, esa desprotección se reflejó en el fallo, que –apostamos-, hubiese sido al revés si cambiaba el organizador.
Como si pareciera un accidente, la Tigresa, además del fallo injusto, recibió después una noticia que el periodismo manejaba extraoficialmente unos días antes: quien ponía la plata para la pelea frente a Marcos, adujo que la derrota de Acuña bajó su imagen y cotización. Y que si la pelea iba, tendría que ser por una bolsa mucho menor.
El matrimonio Chaparro-Acuña de movida no aceptó la rebaja, y la pelea se cayó por unos días, ruptura mediante con Rivero –vía telefónica-, dado que en sus cabezas ya pululaban las sospechas desde que oyeron el polémico veredicto, que se pareció más a una sentencia judicial que al fallo de un combate. ¿Por qué da la sensación que estos funcionan más como castigo que como premio?
Similar intentó pasar con Cuenca frente al Pumita Olmedo, sólo que el chaqueño le dio una paliza imposible de disfrazar y evitó un atraco histórico, pese a lo cual, dos de los jueces deschavaron sus intenciones dándole apenas 1 y 2 puntos.
"Si sabía que del resultado ante Duer dependía la pelea con Marcos, no la agarraba", justificó Acuña. "Si a Rivero le molestó que peleara bajo otra organización, me lo hubiera dicho de frente, porque yo le pedí permiso, no es que lo hice por atrás. Hay confianza después de 9 años de trabajar juntos y de la relación amena que tenemos", despotricó indignado el matrimonio.
¿Puede el síndrome "lágrimas de cocodrilo" haber estado presente en esto? Es decir, ¿pueden Rivero o la FAB haber atentado contra su propio emblema, sin siquiera haber estado presentes en la velada?
Y hablando de traición, ¿quién "traicionó" primero a quién, siendo que no menos cierto es que, por más que la Tigresa haya avisado, suena al argumento de "Propuesta indecente"?
¿Avisar que se va a "ser infiel" alcanza para atenuar la infidelidad? Laboralmente, si no hay contrato de exclusividad, ¿no hay derecho a trabajar libremente sin pagar peajes, ni represalias extras?
Pese a todo, primó el afecto mutuo. Hubo charla, careo, pedido de disculpas y arreglo. La pelea ante Marcos va, aunque por menos plata –igual la bolsa es alta-, porque la Tigresa entendió que su orgullo y dignidad valen más que el dinero, y si pierde quiere hacerlo en el ring, no debajo de él, jugándose como siempre, pero con justicia.
El tema es que una cosa es el boxeo, y otra el negocio. Y lo que indigna es pensar que cualquier movimiento en falso puede usarse en contra, o ser "penado", pese a que para eso se necesitan varios brazos ejecutantes. Y allí se incluyen autoridades, promotores, dirigentes, y hasta la prensa, en un circo que gira en un mismo sentido, que jamás consentiremos.

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