La flamante campeona mundial pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), la jujeña Alejandra “Locomotora” Oliveras, no se queda en los laureles. Luego de su victoria sobre la mexicana Jessica Villafranca, por nocaut en el quinto asalto, donde se hizo de la corona que estaba vacante, el jueves en San Antonio de Areco, Buenos Aires, quiere ir por más. A pesar de ser la primera boxeadora argentina (hombres incluidos) en consagrarse monarca en tres categorías diferentes, no se conforma. Y ya tiene en la mira su próximo desafío.
“Estoy contenta. Muy feliz y muy emocionada. Todavía no he caído. Logré algo maravilloso en el boxeo”, afirmó “Locomotora”, durante una comunicación telefónica mantenida en la noche del domingo en el programa radial "Ring Side en el Aire", que conduce Carlos Irusta, por Radio La Red, de Buenos Aires, Argentina.
“Estaba preparada para una pelea más intensa. Sabía que peleaba contra una mexicana y sé que los mexicanos ponen el corazón y el alma en el ring. Quería seguir. Pero dos o tres horas después que terminó, me encontré con su entrenador y me dijo que las manos abajo la dejaron sin aire y no podía respirar”, agregó la campeona en referencia a la decisión de Villafranca de permanecer en su banquillo al sonar la campana de inicio al quinto round.
Jujeña de nacimiento, cordobesa por adopción, Oliveras (24-2-2, 10 KOs) había tomado la decisión de radicarse en Santa Fe durante los últimos dos años, donde fue dirigida por el legendario entrenador argentino Amílcar Brusa, de la mano de quien conquistó el título mundial ligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) -antes había sido monarca supergallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB)-. Sin embargo, la muerte de Brusa el 27 de octubre a los 89 años no sólo dejó dolor en la campeona, sino también incertidumbre.
“Ahora no estoy radicada en ningún lado -continuó-. Mi preparación la hice en Santa Fe, porque es el lugar en el que vivo y entreno hace dos años. Tengo mis sparrings y mi equipo. Pero al faltar Brusa, no sé dónde voy a estar. Tal vez me vaya a vivir a la ciudad de Buenos Aires”.
Y como no podía ser de otra manera, recordó el trabajo y las enseñanzas y don Amílcar: “Estoy agradecida de la vida de haber conocido al gran maestro del boxeo y de la vida. Y también que él me haya abierto las puertas de su gimnasio, de casa y de su corazón. Es una de las cosas más maravillosas que me sucedió. Las enseñanzas del maestro me quedarán para siempre guardadas en mi corazón”.
Luego de su recordado combate unificatorio ante la formoseña Marcela “Tigresa” Acuña, quien la venció ajustadamente estando en juego los cetros supergallo AMB (de Acuña) y CMB (de Oliveras), el 4 de diciembre de 2008 en el Luna Park de Buenos Aires, la jujeña permaneció alejada de los primeros planos del boxeo hasta que se encontró con quien ella afirma fue fundamental para seguir en el deporte que ama.
“Siempre lo discuto, con Acuña no perdí. Fue un fallo injusto. Después de esa pelea, estuve a punto de dejar el boxeo. Nadie me daba peleas. Tuve sólo dos en un año. Me habían borrado del mundo del boxeo. Y eso me dolió mucho. De casualidad conocí a Amílcar Brusa en Santa Fe. Le pregunté si entrenaba mujeres; me dijo que no, pero que fuera al gimnasio”, recuerda Alejandra.
Así, con 85 años, tras dirigir a 14 campeones mundiales, Brusa tuvo a su primera pupila. Y lógicamente, se transformó en la 15ª monarca de su historial como entrenador. “Me vio entrenar, le llevé los videos de cuando noqueé a Jackie Nava en Tijuana y el de la pelea con Acuña, y me dijo: ’Vos tenés condiciones para ser campeona. Vos sos la campeona. Vas a volver a serlo. Entrénate conmigo y volverás a serlo”, añadió.
Un fallo localista le impidió destronar a la pampeana Mónica “La Gata” Acosta de sus títulos mundiales superligero CMB y AMB el 18 de febrero pasado en Santa Rosa, La Pampa. Pero el 12 de agosto, fue por el ligero AMB vacante y fulminó a la colombiana Liliana Palmera por nocaut técnico en el quinto. Sin embargo, jamás lo defendió. Y tras el fallecimiento de Brusa, fue por el pluma OMB.
“No llegué a defenderlo por el gran desafío de bajar de categoría y conquistar un nuevo título mundial. Cuando me ofrecieron esta oportunidad acepté. Me siento bien en pluma. En realidad, es mi categoría. Me siento muy fuerte en pluma, no me cuesta darla. Hasta puedo dar supergallo. En cambio en ligero, nunca pude dar 61 kg. Igual, no tengo problema en pelear en ninguna”, explicó una todavía emocionada “Locomotora”.
Y antes de hablar de su futuro, recordó lo que significó su primera corona: la supergallo CMB. Esa misma que conquistó cuando emprendió el viaje a Tijuana y, lesionada, noqueó en ocho asaltos a la local Jackie Nava, el 20 de mayo de 2006.
“Soy la única argentina que ganó el título afuera. Y categóricamente. Creo que el verdadero campeón es el que le gana al campeón en su casa. Y yo hice eso, nada menos que con Jackie Nava y en Tijuana”, expresó, y luego rememoró: “Teníamos todo en contra. Pero estaba tan bien preparada y tan fuerte que sabía que iba a ganar. Me quebré la mano en el tercer round. Me rompí el nudillo y el metacarpiano en tres partes. Y con el dolor y todo, la pude noquear en el octavo. Fue un nocaut histórico”.
Ahora, a los 33 años, lejos está de conformarse. “Todavía tengo mucho por aprender. Todos los días se aprende. Me falta muchísimo; tengo que mejorar la técnica, la defensa y la velocidad. Nunca se termina de aprender en el boxeo. Además quiero pelear seguido para poder ganar algo de dinero para tener mi propia casa. Y me encantaría tener un gimnasio”, reclamó.
Ya tiene en mente sus próximos pasos: “Voy a pelear a fines de febrero sin exponer el título en Villa Gesell. Está confirmada. Esa misma noche defiende su título supermosca OMB Carolina Duer”.
¿Y después? “Después, voy desafiar a Yésica Marcos por sus dos títulos (supergallo interino AMB y OMB). Sería una pelea que todo el país va a querer ver. Sería impresionante, ya que Yésica es una excelente boxeadora. Sería el choque de dos campeonas, y la pelea del año".
Acostumbrada a las paradas duras, la jujeña no teme al desafío. Descender a los 55,300 kg., pero por sobre todo, ir a Mendoza, donde “El Bombón Asesino” congrega hasta 30 mil fanáticos en cada presentación.
“La peleamos en Mendoza. No importa ser visitante. Mi papá es mendocino, mi abuelo también, así que me siento un poquito mendocina yo también. Pero no importa que la hinchada sea de ella. Arriba del ring somos dos. Una de las cosas más importante que debe tener un boxeador es ‘huevo’. Y a mí no me faltan”, culminó.