La
Locomotora Oliveras atacó a la
prensa por no haberla considerado Mejor
Boxeadora del país en 2013. Cuestionó idoneidad y moral del periodismo
especializado, que eligió a la Tigresa
Acuña por sobre ella, invalidando al que juzga -síndrome de inferioridad-. ¿Hubiese dicho
lo mismo si ganaba? Espejito, espejito…
Será un episodio superficial –quizás-, pero
dejarlo pasar, además de permitir pensar que quien calla otorga, desvirtuaría
un valor mayor, que es preciso reivindicar más allá de criterios y gustos –ni
hablar de cuestiones morales-.
Alejandra La Locomotora Oliveras de nuevo
usó el aire para la queja, ahora arremetiendo contra la prensa
especializada en boxeo (UPERBOX) por
no distinguirla con el Firpo a la mejor
boxeadora del año, galardón que se llevó la Tigresa Acuña.
Como en el ring, se defendió atacando, o mejor
dicho, formulando una acusación encubierta para que los periodistas le
contesten si son ineptos, o corruptos.
Fundamentó su autoproclama en el dato estadístico
de que en 2013 conquistó su 4º título
mundial en diferentes pesos, logro jamás alcanzado por boxeadora alguna en el
mundo, un mérito que se le reconoce, se difundió y publicó con demasiado
despliegue en todos los medios, dentro del escaso espacio que se le asigna al
boxeo -en especial al poco serio boxeo femenino-, pese a que ella insiste con
que "nadie lo sabe", y "nadie dice nada", agregando de paso
el concepto de ignorantes.
Gracias al mismo válido fundamento fue ternada, y
muy votada por los varios periodistas del país, al punto que disputó palmo a
palmo el Firpo con la Tigresa. Cabe
aquí la justa aclaración de que en una votación democrática cada cual elige al
suyo, por lo que los ganadores nunca son unánimes. Siempre hay división de
opiniones y discusiones, incluso en la elección final, donde se suelen imponer
los argumentos más sólidos, a veces persuadiendo a los más numerosos.
Por lo tanto, lo ignorante es generalizar como si
un premio encerrara un criterio único, sin darse cuenta que haber estado
ternado significa haber sido votado.
Y cabe también aclarar que en tan subjetivos
análisis, no alcanza con hacer las cosas bien, sino que se depende además de
qué tan bien las hayan hecho los demás, aunque las propias necedades y egoísmos
impidan reconocerlo.
Oliveras ganó 3 peleas este año, y la única
meritoria fue el KOT 7 sobre Lely Luz Florez -una colombiana, cuyo mayor mérito
fue su KOT 1 vs Chris Namus hace 4 años y medio, aunque luego perdió en la
revancha, y también ante todas las demás buenas que enfrentó-, donde conquistó
el superligero CMB vacante, su 4º título en diferentes pesos. Los otros los
había ganado en años anteriores (supergallo, pluma y ligero).
Sabido es cómo se llegan a disputar las coronas mundiales entre mujeres, sin
control serio ni ránking, aunque ella las quiera hacer pesar en oro, y valer
como masculinas.
Sus dos peleas restantes del año le juegan en
contra, porque su actuación fue lamentable. Primero por sus rivales de papel; luego porque en ambas debió haber
sido descalificada por los casi 200 golpes bajos que pegó. Y ante Dayana
Cordero, habría que contar bien los limpios de cada cual a ver quién ganó –venció
por puntos-.
Rechazó una pelea ante la boricua Melissa
Hernández, por considerar escasa la bolsa de 10.000 U$ que le ofrecieron para
tan peligrosa rival, "una campeona".
Su lugar entonces lo tomó de apuro la Tigresa, por la misma plata, y le dio
una paliza a esa campeona que Oliveras
consideraba tan peligrosa.
Pero además la Tigresa hizo lo que todos pedimos a gritos desde hace tiempo y
parecía imposible: peleó contra las mejores.
Enfrentó en su casa a Yésica Marcos, hasta entonces considerada la mejor boxeadora del
país, y pese a que le dieron un irrisorio empate, dio cátedra.
Luego venció a otra campeona mundial más, Soledad Matthysse, ganándole todos los asaltos. Y
le sobró para una 4ª pelea con Halanna Dos Santos, una flojita del nivel de las
que enfrenta Oliveras, ante quienes gana coronas.
Para tales osadías la formoseña pateó el tablero
más de una vez. Se peleó con su mánager Osvaldo
Rivero, se enfrentó a la FAB, al poder, a todo. Le costó injustos fallos en
contra, manos negras, y tuvo que aceptar alianzas poco deseables para poder
trabajar.
¿Cómo no
valorar tamaña actuación dentro y fuera del ring, heroica, ejemplar, valiente,
y por sobre todo, destacada deportivamente?
Oliveras se
queja de que el boxeo no le da ni para comer, pero multiplicando sus 3 peleas anuales, a razón de 10.000 U$ cada una, da
casi 300.000 $ al año, o sea, casi 30.000 $ al mes. Y con las 5 de 2012 al
mismo monto, son 50.000 $ mensuales. Que diga que no le alcanza para comer es
un insulto al pueblo.
Tiene en este mismo país varias rivales para
enfrentar sin moverse, como La Pantera
Farías, La Chica 10 López, o La Camionera Alegre, por nombrar a las más
destacadas. ¿Por qué no enfrenta a la Farías, que equivaldría al choque que la
Tigresa hizo con Marcos? Entonces sí, la que gane tendría a sus pies la gloria
y los premios.
Es ésta la reivindicación que merece la Tigresa Acuña, antes que la explicación
a Oliveras, quien cual madrastra de Blancanieves, deberá seguir escuchando
que el espejito diga quién es la mejor.
Creo que Oliveras jamás pudo aceptar la superioridad de la "Tigresa".
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