La jujeña Alejandra Oliveras se quejó por TV de
que quieren quitarle el título pluma OMB,
denunció por acoso sexual al presidente del organismo, reclama mejores bolsas,
pero la mayoría de sus dichos tienen más contradicciones que el portero Mangeri.
Alejandra La Locomotora Oliveras tiene el mismo derecho que todos de
decir lo que quiera, de expresar sus pensamientos y opiniones, y de pretender
ganar más de lo que le pagan, o en su defecto, no aceptarlo. Pero también tiene
obligaciones, como el resto de los ciudadanos. Entre ellas, ser respetuosa.
Se
jacta de ser triple campeona mundial
en diferentes categorías, logro jamás conseguido por boxeador argentino alguno
a lo largo de la historia. Pero como tal, debe guardar una conducta acorde con
la honra de sus títulos, como a la ética y la responsabilidad que ellos
encierran.
Mas sus derechos no incluyen la mentira, la inexactitud, ni la verdad a
medias.
La
semana pasada, en el programa de Fantino,
arremetió con una serie de acusaciones, incomprobables unas, falaces otras.
Entre
sus principales denuncias, dijo que el presidente
de la OMB, Francisco Valcárcel, en la Convención de la OMB del año pasado
–realizada en octubre en Miami- le
propuso sexo –de haber sido así, es más un halago que un pecado-, y como se negó,
ahora quiere sacarle el título mundial pluma que ostenta, lo cual se leería
como "acoso sexual".
Tal
represalia sería grave, y detestable. Pero el tema es que Oliveras, después
de aquel episodio realizó tres defensas de su corona en 6 meses –pocos lo
hacen tan seguido-, y contra ignotas, o inexpertas rivales como Paulina Cardona, Dayana Cordero y Calixta
Silgado. ¿Ud las conoce?
En
alguna –especialmente ante Cardona- hasta debió haber perdido por
descalificación por los alevosos golpes bajos que pegó, sin que nadie le dijera
nada.
Es
más, se quejó de que le cambiaron varias veces la rival en la última pelea,
como si eso fuera un perjuicio, cuando el nivel de oposición era cada vez más
bajo, es decir, se la cambiaban por una peor, porque se le caían. ¿Eso es algo
para criticar, o para agradecer?
Pero
hete aquí que hasta ahora nadie se mostró dispuesto a sacarle el título, como
falsamente dice. Le ofrecieron defender contra la peligrosa puertorriqueña
Melissa Hernández, y –según dicen- no se negó, pero pidió 50.000 dólares,
cuando le ofrecían 10.000 como en las peleas anteriores.
Tal
vez sea poco para enfrentar a Hernández,
si se lo compara con las muy buenas bolsas que cobró ante las otras por
sencillos trámites.
El
problema es que –según parece- le dijo a su mánager Osvaldo Rivero: "si no me pagan 50.000 dólares los hago
m... a vos y a Paco". Eso le leería como extorsión.
¿Cómo
probar el acoso por un lado, y la extorsión por el otro, más allá de la palabra
de cada cual?
Lo
cierto es que hasta ahora una se produjo (la amenaza de extorsión) y lo otro no
(el retiro del título).
Su "negativa" –aunque
indirecta-, apenas dio lugar a un interinato entre La Tigresa Acuña y la
Hernández, que pelearán este sábado en Tucumán. Pero Oliveras sigue siendo la
regular. Nadie amenazó con desposeerla, ni nada por el estilo.
Es más, ahora ni siquiera será un
interinato el de la Tigresa vs Hernández, sino una eliminatoria, y estará en
juego un simple título regional.
Como
en la OMB no hay ránking femenino,
tampoco hay defensa obligatoria. Pero si Valcárcel así lo considera alguna vez,
y no hay acuerdo económico, debe irse a licitación. Ahora bien: ¿cuánto piensa
Oliveras que hubiese ganado en ella?
No
obstante, lo que no cierra es que ésta afirma estar para pelear
"mañana" y haber pedido 10.000 U$, que fue lo que Rivero le ofreció.
¿Por qué entonces no se hace la pelea?
Sucede
que Oliveras quiere ser la Navratilova del boxeo, y equiparar las bolsas
femeninas con las masculinas, pretendiendo ganar lo que gana Maravilla Martínez, Mayweather, o Tyson.
Y
lo justifica con el hecho de que es tri campeona mundial. Eso habla de las
numerosas chances que tuvo –pese a sus quejas-, y de la facilidad con las que
las consiguió, además de las débiles
rivales que tuvo -salvo su única victoria seria, ante Jackie Nava, en México y
por KO-, pero no equivale a un rédito económico, como quiere hacer creer ante
neófitos.
Dice
que entrena como un hombre, pero los entrenamientos no se pagan. Y que ambos
son iguales, cosa que tampoco es así. Tendrán los mismos derechos y
obligaciones, que es distinto, pero tal afirmación es como comparar una tuerca
con un tornillo.
Los
hombres, entre ellos mismos, tampoco lo son, ni ganan iguales. No obstante, que
primero equipare el producto, y que la mujer pelee a 3 minutos por vuelta y a
12 rounds, como el hombre. Que lo hagan bajo las mismas exigencias, a
través de un ránking serio, con el mismo nivel de oposición, y con un poco más
de méritos deportivos, no un puñadito de peleas locales de morondanga. Y que
produzcan la misma ganancia. ¿Si no de dónde se saca la plata?
Contra la Tigresa Acuña en el Luna Park, donde hubo repercusión, cobró
20.000 US, bolsa que jamás cobran los hombres aquí. Si cree lo contrario, que pruebe
organizar peleas de mujeres, a ver cuánto se gana, y les pague a ellas lo mismo
que pide para sí. Sería bueno que alguna vez incluya esta parte de la historia
en su análisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario