jueves, 11 de julio de 2013

Diferencia de genero


La jujeña Alejandra Oliveras se quejó por TV de que quieren quitarle el título pluma OMB, denunció por acoso sexual al presidente del organismo, reclama mejores bolsas, pero la mayoría de sus dichos tienen más contradicciones que el portero Mangeri.

Alejandra La Locomotora Oliveras tiene el mismo derecho que todos de decir lo que quiera, de expresar sus pensamientos y opiniones, y de pretender ganar más de lo que le pagan, o en su defecto, no aceptarlo. Pero también tiene obligaciones, como el resto de los ciudadanos. Entre ellas, ser respetuosa.

Se jacta de ser triple campeona mundial en diferentes categorías, logro jamás conseguido por boxeador argentino alguno a lo largo de la historia. Pero como tal, debe guardar una conducta acorde con la honra de sus títulos, como a la ética y la responsabilidad que ellos encierran.

Mas sus derechos no incluyen la mentira, la inexactitud, ni la verdad a medias.

La semana pasada, en el programa de Fantino, arremetió con una serie de acusaciones, incomprobables unas, falaces otras.

Entre sus principales denuncias, dijo que el presidente de la OMB, Francisco Valcárcel, en la Convención de la OMB del año pasado –realizada en octubre en Miami- le propuso sexo –de haber sido así, es más un halago que un pecado-, y como se negó, ahora quiere sacarle el título mundial pluma que ostenta, lo cual se leería como "acoso sexual".

Tal represalia sería grave, y detestable. Pero el tema es que Oliveras, después de aquel episodio realizó tres defensas de su corona en 6 meses –pocos lo hacen tan seguido-, y contra ignotas, o inexpertas rivales como Paulina Cardona, Dayana Cordero y Calixta Silgado. ¿Ud las conoce?

En alguna –especialmente ante Cardona- hasta debió haber perdido por descalificación por los alevosos golpes bajos que pegó, sin que nadie le dijera nada.

Es más, se quejó de que le cambiaron varias veces la rival en la última pelea, como si eso fuera un perjuicio, cuando el nivel de oposición era cada vez más bajo, es decir, se la cambiaban por una peor, porque se le caían. ¿Eso es algo para criticar, o para agradecer?

Pero hete aquí que hasta ahora nadie se mostró dispuesto a sacarle el título, como falsamente dice. Le ofrecieron defender contra la peligrosa puertorriqueña Melissa Hernández, y –según dicen- no se negó, pero pidió 50.000 dólares, cuando le ofrecían 10.000 como en las peleas anteriores.

Tal vez sea poco para enfrentar a Hernández, si se lo compara con las muy buenas bolsas que cobró ante las otras por sencillos trámites.

El problema es que –según parece- le dijo a su mánager Osvaldo Rivero: "si no me pagan 50.000 dólares los hago m... a vos y a Paco". Eso le leería como extorsión.

¿Cómo probar el acoso por un lado, y la extorsión por el otro, más allá de la palabra de cada cual?

Lo cierto es que hasta ahora una se produjo (la amenaza de extorsión) y lo otro no (el retiro del título).

Su "negativa" –aunque indirecta-, apenas dio lugar a un interinato entre La Tigresa Acuña y la Hernández, que pelearán este sábado en Tucumán. Pero Oliveras sigue siendo la regular. Nadie amenazó con desposeerla, ni nada por el estilo.

Es más, ahora ni siquiera será un interinato el de la Tigresa vs Hernández, sino una eliminatoria, y estará en juego un simple título regional.


Como en la OMB no hay ránking femenino, tampoco hay defensa obligatoria. Pero si Valcárcel así lo considera alguna vez, y no hay acuerdo económico, debe irse a licitación. Ahora bien: ¿cuánto piensa Oliveras que hubiese ganado en ella?

No obstante, lo que no cierra es que ésta afirma estar para pelear "mañana" y haber pedido 10.000 U$, que fue lo que Rivero le ofreció. ¿Por qué entonces no se hace la pelea?

Sucede que Oliveras quiere ser la Navratilova del boxeo, y equiparar las bolsas femeninas con las masculinas, pretendiendo ganar lo que gana Maravilla Martínez, Mayweather, o Tyson.

Y lo justifica con el hecho de que es tri campeona mundial. Eso habla de las numerosas chances que tuvo –pese a sus quejas-, y de la facilidad con las que las consiguió, además de las débiles rivales que tuvo -salvo su única victoria seria, ante Jackie Nava, en México y por KO-, pero no equivale a un rédito económico, como quiere hacer creer ante neófitos.

Dice que entrena como un hombre, pero los entrenamientos no se pagan. Y que ambos son iguales, cosa que tampoco es así. Tendrán los mismos derechos y obligaciones, que es distinto, pero tal afirmación es como comparar una tuerca con un tornillo.

Los hombres, entre ellos mismos, tampoco lo son, ni ganan iguales. No obstante, que primero equipare el producto, y que la mujer pelee a 3 minutos por vuelta y a 12 rounds, como el hombre. Que lo hagan bajo las mismas exigencias, a través de un ránking serio, con el mismo nivel de oposición, y con un poco más de méritos deportivos, no un puñadito de peleas locales de morondanga. Y que produzcan la misma ganancia. ¿Si no de dónde se saca la plata? 

Contra la Tigresa Acuña en el Luna Park, donde hubo repercusión, cobró 20.000 US, bolsa que  jamás cobran los hombres aquí. Si cree lo contrario, que pruebe organizar peleas de mujeres, a ver cuánto se gana, y les pague a ellas lo mismo que pide para sí. Sería bueno que alguna vez incluya esta parte de la historia en su análisis.

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