miércoles, 13 de marzo de 2013

Carla Weiss, entre Dr. Jekill y Mr. Hyde...

La Filósofa, si bien venció por puntos y en fallo unánime a Florencia Canteros, se vio desbordada por su irracionalidad boxística.



La noticia fría y escueta dice que Carla Romina Weiss (8-1-1) pudo derrotar ajustadamente este viernes a la bonaerense Florencia Canteros (3-3-1), por puntos, en fallo unánime. Las tarjetas de los jurados arrojaron los siguientes números: Gustavo Estrella: 39,5- 38, Sergio Carreño: 40-37, y Pablo Bataggión: 39,5- 38.

Al querer analizar lo que pasó sobre la lona maipucina, vale la pena meter profundo el bisturí para explicarlo. Cuando uno escucha que va a subir al ring La Filósofa del boxeo, inmediatamente su mente idealiza la imagen de un ser pensante, frío y analítico, pero con Carla Weiss pasa todo lo contrario.

La rubia carga el pseudónimo debido a su carrera universitaria, pronta a terminar, pero sobre el cuadrilátero le pasa lo del personaje de Robert Louis Stevenson, esa chica medida, racional y amable, deja paso al ser irracional, instintivo y hasta bestial. De esa manera, apelando a su “alter ego”, Weiss derrotó a la espigada rival.

La pupila de José Castillo en el lasherino gimnasio Víctor Galíndez, inició la contienda recordando algo de los mucho que le hace trabajar el profe en los entrenamiento. Carla pudo agazaparse para evitar el largo jab de izquierda de Canteros, entrar en su distancia de combate (corta) y castigar al cuerpo, sorprendiendo con movilidad.

Pero en el segundo capítulo de la pelea pactada a cuatro, la blonda visitante dejó de lado la sorpresa, afinó la puntería y se adueñó de las acciones con su jabeo y envíos desde larga distancia. Weiss sólo atinó a atropellar a Canteros, olvidando los recursos que se trabajan en la sesión de manoplas para una situación de corta distancia.

En el tercer round la mendocina apretó más los dientes, pero esta vez en su empuje aportó el trabajo de manos, y comenzó a castigar con cross y ganchos, dominando a la contendiente, acciones que se repitieron en el asalto final, justificando el triunfo postrero, ajustado pero cierto.

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