jueves, 13 de diciembre de 2012

López, dominio y buen remate...


Claudia López (58,400 Kg.) sacó a relucir su condición de campeona mundial y en una pelea que la mostró como dominadora, superó por puntos en fallo unánime a la paraguaya Antonina Ayala (58,400 Kg.) en el combate central de la reunión celebrada ayer en el gimnasio Municipal Número Uno en el marco del Día del Petróleo.

La trelewense ganó la totalidad de los asaltos y aunque se distanció en el manejo, la precisión y los recursos técnicos tuvo en su rival, una medida exigente. Ayala, con menos elementos pero sí con determinación, buscó por todos los caminos, no esquivó la lucha y sorteó con valentía, varios pasajes comprometidos. Por si quedaba algún margen de duda, la “Chica Diez” tuvo a su cargo el cierre, conectando los mejores impactos y proponiendo ataque, luego de haber sostenido su estrategia en base al contragolpe.

“Ahora me voy a ir de vacaciones con mi familia y voy a volver a entrenar rápido porque quiero hacer en Comodoro, mi primera defensa”, adelantó la ganadora.

López cerró de ésta manera con balance positivo uno de sus mejores años como profesional: por cantidad y calidad de peleas; por el título que llegó después de tanta espera y sobre todo, porque logró darle un vuelco a su carrera que apunta más al retiro que a la conquista de nuevas metas.

“La paraguaya siempre da trabajo. Mostró que es guapa, que siempre atacó y que vino a ganarme. Sumar rounds me hizo muy bien, era en parte lo que yo buscaba. Trabajé, por momentos pude contragolpear y creo que gané por buena diferencia”, dice López, dejando atrás la anterior versión del duelo entre ambas en Gobernador Costa.

Si se tiene en cuenta que combatió con la rodilla infiltrada y que gran parte de su boxeo pasa por la traslación y la movilidad, la trelewense sacó un bonus. Antonina Ayala, conocida pero difícil, golpeó todas las puertas pero nunca logró poner en aprietos a la campeona. Propuso distancia corta en el principio para perder en la contra y después, se “guardó” a la espera del momento oportuno para golpear. Pero la mayoría de variantes de López, la puntería de sus combinaciones y la presencia que marcó atacando siempre desde el centro del ring, hicieron que el destino de la pelea se hiciera irreversible.

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